«Desde mi Burladero» con J J Diago

«SILENCIO Y MUCHO RUIDO»

No, cuando pase todo esto del maldito covid-19 no vamos a volver más fuertes porque nos faltarán decenas de miles de personas y posiblemente muchas de ellas aficionadas a los toros, lo cual va a generar un vacío insustituible y un silencio en nuestro interior al recordarlas en cada tarde de toros.

Un vacío similar al que nos ha dejado esta pandemia sin toros, porque para los aficionados, esta tradición tan nuestra es mucho más que una afición, es un sentimiento, una ilusión, una pasión y una forma de vida que desde hace demasiados meses nos han arrancado del alma. Plazas y calles se quedaron vacías en fechas señaladas de nuestro extenso y rico calendario taurino anual, ha sido muy duro y muy triste ver calles con coches aparcados a uno o ambos lados donde estábamos acostumbrados a ver una cuidada capa de arena tapando ese asfalto para lucir y dar ventajas al toro, calles y plazas despojadas del silencio y la soledad en un ambiente taurino y festivo y llenas de gente aguantando la lluvia, el frío, el viento o el calor sofocante, nos da igual y lo echamos mucho de menos…

Personalmente añoro de una forma especial el “run run” del ambiente de las tardes grandes los minutos previos a que rompa el paseíllo en una plaza de toros y esos momentos antes de que salga un toro en la calle, esos instantes, mezcla de incertidumbres, miedos e ilusiones, aficionados, rodadores y toreros que se persignan (porque toda ayuda es poca) y cierran los ojos durante un segundo que parece una vida entera en el que pasan por la mente tantas cosas…

Echo de menos los ruidos de un día de toros y que he intentado resumir en estos humildes versos, parafraseando la canción del genial Joaquín Sabina, aficionado a la fiesta taurina como cualquiera de nosotros y los escribo con la esperanza cada día más cierta de que todos estos “ruidos” cada vez están más cerca…

Jose Joaquin Diago

Aficionado y fotógrafo taurino

Imagen: Museu del Bou